Síguenos en Twitter

Dónde nos leen

miércoles, 13 de abril de 2011

¿Qué falta?

Nunca creí que una canción me haría sentir de la forma en la que me estoy sintiendo. Siento algo de vacío. Carajo, Bono, no me hagas esto. Es espectacular tu canción, la estoy cantando como desaforado: “But, still haven’t found what I’m looking for…” 1, 2, 3, mil veces y por ahí que me invade la melancolía, que no debería. Siempre que me pasa esto juego con ella. “Sra. Mela, aquí no puede estar. Mi estado de ánimo está perfecto, así que a otro lado a hacer travesuras. No la quiero cerca de aquí.” Esta tipeja ni me aviso que vendría y cuando llegó no puse resistencia y ya se instaló entre mis emociones y mis pensamientos. Puta madre, tan bien que estaba.



No le encuentro forma ni fondo a esto. No sé por qué estoy así. No sé si me estaré volviendo bipolar, no sé si el "Red Bull" habrá tenido un efecto colateral, no sé. Hace unos 10 minutos estaba de lo más normal, hablando de radio con mi estimado Irwin Porcel y ahora me encuentro escribiendo esto que no tenía planeado redactar, pero que me tiene acá, frente a la pantalla, con la cabeza gacha, medio pálido. De repente, mis dedos y mi mente se emanciparon del resto de mi cuerpo y están gobernando a placer, regocijándose al verme esclavo, al verme teclear, al verme sentadazo como un cojonudo.



Tanteando sobre qué es lo que me puede estar afectando se me ocurre que “ella” podría haber resucitado en mi sistema y automáticamente me recrimino: “¿Ella? No creo”. Si mis sentimientos no me han engañado, ya lo que sentía por ella debe estar metido en una caja, en el sótano de mi conciencia, debajo de otras cajas pesadas, con telarañas y ratones, sin tener oportunidad de poder salir y revivir. Ella no es, no hay forma. La estoy viendo seguido, de vez en cuando me congela con su mirada, pero no es lo mismo, ya la veo con otro pata y no me jode en absoluto. Si mis cálculos no fallan y si ninguna caja del sótano se ha movido, lo que sentía por ella yace inerte en la caja olvidada que construí a punta de puta cólera. Ruego que todo en el sótano esté estable. Hasta el momento no me he percatado de ningún “sismo” que haya perjudicado mi paz emocional, así que me mantendré en mis cabales, aunque sigo con un misterio sin resolver.



Alguna vez leí que sentirse triste tiene su lado placentero. Mis primeras palabras fueron: “Ni cagando”, pero puede que sí. De cierta forma algunas veces tenemos la necesidad de estar con cierta pena encima, porque si en la vida fuese todo alegría, no tendría nada de emocionante. Tantas veces he visto a gente que se refugia en la tristeza, pero que luego vuelve a su realidad. Estaban ahí para analizarse, para conocerse -porque no te encuentras contigo mismo ante algo sencillo, sino ante una postura difícil- y me imagino que eso debe ser lo rico de encontrarte con la congoja, que al menos tienes noción de quien rayos eres tú. Qué estás haciendo por ti y cómo ideártelas para salir de ese estado de desánimo. Pero, ya me he ido del vacío a la tristeza y, sí, tiene nexo, hay enlace. Fácil estoy con pena (menor que con la que empecé a escribir) porque algo falta, alguna figura le falta a mi álbum, aunque no sé cuál. Tengo que hacer un inventario para ver qué es lo que no tengo aún. Es increíble, si no escucho esa canción de U2 y no analizo la letra no haría esta reflexión. Música, me has salvado tantas veces, que una vez más se recontra agradece. Lo único que no quiero que me falte es Dios y mi madre. A revisar mis segmentos se ha dicho y a pegarle al meollo de mi pusilanimidad por joderme los minutos.





*Temón al que hacía referencia

No hay comentarios:

Publicar un comentario