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Dónde nos leen

viernes, 6 de mayo de 2011

...y ella siempre estuvo conmigo





El hecho que hayas estado durmiendo con tu mamá (seguro tan linda y buena onda como su hija), justifica que no me hayas contestado las 20 veces que te llamé para saludarte por los 23 (oh, sweet 23). Me iba por el intento 21, pero me timbraste, te llamé y así se fueron mis 5 soles de recarga que hice sólo para llamarte (porque no suelo llamar a nadie, a menos que sea desde la radio porque no gasto nada). Se fueron esas 5 lucas, pero quedaron muchas cosas, mi estimada. Muchas.




Veintitrés 6 de Mayo han pasado ya y han formado a una gran mujer que tengo la suerte de conocer, de tratar y de querer. 23, Lúcar, llegaste a mi edad, eres un poco mayor en calendarios y almanaques que ayer, pero eres –de hecho- más madura que cualquiera de esta edad, aunque has perpetrado –y agárrate- desplantes “jodidos-graciosos” (como aquel de inicio de año por el cual siempre te diré: “eso no se hace”). Aunque igual me revolqué de la risa. Risa cruel, risotadas insensibles y biengeniudas que siempre suelto cuando estoy contigo. Todo sea por la sana mofa, ¿no?






Cuando recién te conocí, no sé por qué (y esto sí es una ligereza de mi parte), pero no me caías. Y te lo he dicho, y se lo he dicho a quienes conocemos y también te dije que fui un grandísimo imbécil por ello. Carlita, ahora cómo no me vas a caer si has estado siempre conmigo. En las difíciles, en las fáciles, en las negras (como tú comprenderás), en las blancas, en las soleadas y las nocturnas. En todas. Cómo no agradecerte toda la buena vibra y las carajeadas cuando casi me quedo sin trabajo, cuando me abrazas cuando me siento hasta las huevas y me dices que todo va a pasar, cuando estás siempre para decirme que juntos seremos grandes y que los problemas se van, pero que quienes están a tu lado en esos momentos, quedan. Y da la casualidad que siempre estás cuando me aflige algo, y convéncete que será igual cuando me necesites. Cómo no alegrarme por tenerte cerca. Sería más ingrato de lo que ya de por sí soy (no más que tú, por supuesto).



(…)



“Oye, ¿vamos aquí?”, respuesta instantánea: “Vamos”. “Oye, ¿vamos allá?” – “Vamos, mi nube”. Nunca me has dicho no y eso se agradece, excabeza de racimo de uvas, exVicky Loson y actual chica “Expreso”. Esto lo sintetizo al toque: El día de la sorpresa a mi madre en la que te necesitaba, debía tener tu asesoría, porque de línea blanca sé tanto como de estadística: ni un carajo. Y estuviste ahí, un Jueves Santo, comprando conmigo, aunque llegamos sin regalo a mi casa, pero lo mejor fue que te diste “todo el tiempo” para este escribas bloggero. Gracias.



De hecho que terminé por desterrar todo eso de que no me caías en mi cumple. Sabes que fue mi peor mañana-tarde, pero gracias por estar ahí, atrás mío, debajo del sol y detrás de tus oscuros lentes. Gracias por hacerme el día más tratable, menos tedioso, más y menos soleado (porque detesto el sol, pero contigo se me iluminó el día ante todo el trámite universitario) y por el buen almuerzo en Miraflores, almuerzo que significó que el mozo nos hiciera acordar a alguien medianamente célebre, pero que nos hizo reír al verlo reflejado en el tipo con mandil y vianda. Me hiciste el día, Lúcar Roncal. Tus 23, a comparación de los míos, tienen que ser buenos en todos los minutos del día. Desde la hora en la que el reloj marcó las 00:00, pasando por este instante (04:20’:30’’) en el que debes estar jateando al lado de tu visita esperada y hasta que den las 23:59.




Viajera peregrina, te has ido a Cusco, has ido a muchos lados y no me has llevado, pero es más que cierto que en diciembre –Dios quiera- te llevo y me llevas a la ciudad de los Buenos Aires, la ciudad de la furia. Nos vamos como dos buenos mochileros a la aventura. Aventura que para mí, al menos, acabará 10 días después de arribar porque me estarán reclamando en la radio cual mesero a su mesa, cual escritor a su pluma.



(…)



Espero que te guste esta entrada, no suelo escribir mucho de personas en particular, pero, da por hecho que este post te lo debía hace rato y espere hasta este día para escribirlo. Gracias por siempre estar conmigo así estés lejos o respirándome en la nuca.



Bueno, me tomé unos minutos para graficar todo lo sencillamente genial que puedes ser. Feliz cumpleaños, mi fotógrafa favorita. Tan leal como la lluvia a su ‘nube’. “Te quiero mil. Siempre”, Carla Lúcar.

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