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Dónde nos leen

jueves, 26 de noviembre de 2015

Ceviche con sentimiento







Hace poco más de tres meses perdí a mi adorada madre y aunque todos me digan -y quizás tengan razón- que siempre va a estar a mi lado, que desde el cielo me ve, que será la luz que guíe mi camino y blah, blah, blah; para mí es una pérdida que ninguna frase hecha sustituirá porque yo la quisiera conmigo, a mi lado y como siempre: haciéndome bromas, cocinándome rico, abrazándome fuerte y llenándome de detalles. Sufro de mamitis crónica –sí-, y es un hecho jodidamente cierto porque nunca nadie en la vida se aproximará en algo a lo que fue Nelly. Jodida, peleonera, con todos sus muchos defectos, mi vieja siempre fue mi brújula, mi centro y por el único ser humano por el cual hubiera dado la vida sin pensarlo. De hecho, muchas veces lo consulté con ella y con los cientos de doctores que la atendieron: palabras como trasplante, donación y pulmones; siempre rondaban mi cabeza cada vez que veía un galeno nuevo y siempre –para mi mala suerte- la frase médica de cierre era la misma: “no se puede.”
La última vez que escuché esto en un consultorio fue hace exactamente seis meses, en su última consulta en el insufrible EsSalud. Ante la negativa del doctor Huamán hacia mi pregunta de una donación de órgano de vivo a vivo (generalmente es de cadáver a vivo), me dijo que no podía porque todo tenía un costo/beneficio en el que yo podía salir mal (si es que salía), debido a que ese tipo de procedimientos son altamente riesgosos y ella o yo –o ambos-, podíamos quedarnos en el quirófano, siendo más riesgoso aún porque ella sufría de una enfermedad pulmonar crónica. Terminado el sermón, ambos nos miramos y, sin mayor queco, nos fuimos. Al salir del hospital, decepcionados, lo primero que me dijo –capa siempre mi vieja- para matar la tensión fue: “¿Un cebichito?”

Yo en su lugar hubiera atinado a irme a casa y echarme llorar, pero ella siempre salía por la tangente, trataba de evadir el problema, lo gambeteaba con clase y salía con una genialidad que se materializó en esa pregunta. Al verme desencajado, me abrazó, paramos un taxi y fuimos con la esperanza de encontrar al ganador de un programa en el que Gastón Acurio era uno de los jueces. Este programa fue Ceviche con sentimiento y el genio que triunfó ponía su carreta en la esquina de García Naranjo y Jr. Gálvez y nosotros éramos caseritos de este tipo. Sin embargo, para nuestra mala suerte, ese día ni se apareció el maldito. Pero nada nos quitó las ganas de comer ese plato que tanto le gustaba y por el que, tiempo después, me reclamaría si hubiese salido del hospital.

Un restaurante al que actualmente no me atrevo a ir para evitar la pena, nos vio entrar y pedir ese bendito Ceviche. Felizmente estuvo muy bueno y ella, como presintiendo algo, me dijo que era la última vez que comíamos juntos en un restaurante. Yo solo la vacilaba temeroso porque sabía que era posible y 3 días después se confirmó el temor que tenía: un 29 de mayo la hospitalizaron y no salió más. Pensar que hace medio año aún tenía a mi vieja comiendo conmigo, disfrutando ese plato que a ella le salía increíble y que, por jugarretas del destino, no probaré más, al menos no de sus manos. La vida y la muerte son así, pero me quedo con todo de esa tarde: las frases, el bullying al mozo (mi vieja era muy jodida con ellos), el tener a mi vieja, mirarla y abrazarla prometiendo que el siguiente ceviche sería uno pagado por mí (no me dejó pagar).

Ese fue el epílogo de nuestras aventuras en restaurantes con el plato que tanto le gustó y el que de todas maneras hubiese comido si salía bien del hospital. En el Almenara y en San Isidro Labrador solo comíamos (porque me hacía probar su comida “para que no la envenenen”) cosas blandas y no muy ricas. Yo, en un rol cambiado, era quien le daba de comer a veces y siempre recuerdo cuando le hacía el avioncito, el mismo que se estrellaba con un “no me jodas con eso” risueño.

Ay, mamá. Pasé muchas cosas contigo. Buenas y malas. Fui malcriado muchas veces y tú benevolente siempre. Ya no comeremos ceviche alguno, pero ese que devoramos ese día tuvo mucho feeling, mucho sentimiento. Pasamos mucho y solo espero haberme acercado, algo siquiera, al término “buen hijo” porque merecías uno y todos los días me cuestiono si alguna vez me asomé a eso. Todo esto es ácido como un limón, suave como la textura de un pescado cuando pienso en todo lo bonito contigo, picante cuando se me vienen a la mente tus carajeadas, pero me hace chillar como si cortara mil cebollas… Te extraño, ma’.

viernes, 27 de febrero de 2015

27 rítmicos 28's


Mi vida siempre ha sido muy normal. De hecho, casi nada me sorprende y como todos, he tenido momentos buenos, malos, bizarros, pendejos, putañeros, rochosos, indescriptibles y demás etcéteras. Lo que rescato de todo este tiempo que vengo robando aire, es que hay momentos en los que te vas de tu realidad, en los que te arrancas del cuadro. Esos fotogramas, instantáneos al tiempo aunque imborrables en la memoria, son los que disfrutas al máximo y en los que te puedes mostrar como realmente eres, porque saltas, gritas, cantas –sin miedo al roche, porque hay tantas otras personas que lo hacen igual de horrible que tú- y te expresas como mejor sabes y sin precisar. Eres todo lo feliz que puedes –y quieres- ser. Esos momentos, increíbles y salvadores, se dan en los conciertos, claro está. Tu alma se llena de energía y, ¡saz!, eres tan rítmicamente tú que no lo crees.

Hoy es mi último día con esta edad y la música me ha salvado de los momentos horrorosos que me han tocado vivir. Hoy me vi obligado conmigo mismo a hacer una pequeña-larga lista de 27 temas que me han alimentado el alma in situ (pondría muchos más, pero ya cuando cumpla mil, quizás los ponga todos). A ver:

*SODA STEREO:Cerati, Alberti y Bosio agrupan a mi banda matriz (¡qué novedad!) e ir al Nacional aquel día de diciembre, hace más de siete años, era algo obligatorio. Si no iba, me iba a lamentar toda mi miserable vida. Fui como pude y estoy agradecido con todos los temas de ese concierto, pero más con estos:

1.-Prófugos: a mi poco sensato entender, es la mejor canción en este idioma que no tiene tantas buenas bandas como quisiera. Ese 8 de diciembre que la escuché alive, se paralizó el mundo. Esos más de 200 soles que presté para ver a la Trilogía estaban pagados. Quedé en la quiebra después, pero, nadie me quitó lo cantado.
2.-Persiana Americana: dicen que saturó en los noventa, que todo el día y a cada rato sonaba en la radio. Yo era muy chico y seguro hubiese sido feliz todas esas millones de veces que la tocaron hasta el cansancio. Bueno, esa persiana hizo feliz a tanta gente esa noche y la saturación no fue otra que de alegría.

3.-No existes: alguna vez la escuché y no le presté la atención debida. Hoy es la canción de algunas que me han hecho la vida de cuadritos. La carga de revancha y fuerza en ese tema son tan especiales. Es despecho y venganza pura. En vivo sonó mejor.

4.-De música ligera: mítica.
De este tema salió en inmortal “Gracias totales”. Aquella noche en el José Díaz fue algo así como Buenos Aires en el ’97. Gracias Soda, carajo.

*Gustavo Cerati:
Leadsinger de Soda. Creativo, buen músico y único ídolo de este casi cumpleañero. Si tengo que agradecerle a alguien por haberme acercado más al Gustavo solista, es a mi querido Javier Vásquez, al que precisamente me encontré esa noche sanmarquina. Aquella vez también tocó el insignificante de Arjona en Lima y la burla al guatemalteco por parte del más grande fue celebradísima. Fue la última gracia de Gus en Lima. Hasta por eso se le extrañará por los siglos de los siglos.

5.-Puente: Bocanada guarda muchas joyas, pero esta canción es el centro del disco. Todos aquellos que le dijeron varias veces a Cerati “Gracias por venir” (parte de la lírica de esta canción), en vivo, no se lo dijeron con el sonido de la voz, sino, con el sonido del corazón. Temón.

6.-Vivo: debe ser la más feeling de todas las de Gus y alguna vez se la dediqué a alguien. Es la que siempre está ahí cuando pierdo la cordura, cuando el corazón agarra ritmo y se imagina con otra de la misma especie. “El fin de amar es sentirse más vivo…”

7.-Pulsar: el solito de guitarra al intermedio de esta canción –que tiene matices de electrónica- es algo tan espectacular, que lo tenía que verificar en vivo y Cerati no me decepcionó para nada: un genio. Fue tan creativo como tan buen guitarrista.

8.-Rapto: la más rock de “Fuerza natural”. Basement hizo un poco más extensa la riqueza del tema al ponerla como base(ment) de la línea de ropa que sacó el ídolo en el 2009. Ese día, ropa afuera y a saltar con esta canción. ¡La gloria!

*Paul McCartney:Ya había comprado mi entrada para su show, la más barata, claro está. Los precios volaban por ver a un Beatle en Lima y no era para menos. En ese tiempo trabajaba de madrugada en RPP y un día, entre sueños, la llamada de un compañero me despertó. Al contestar, recuerdo haber escuchado esto: “Huevón, te has ganado una entrada para el concierto de McCartney”, y yo, legañoso e incrédulo lo verifiqué. “Mierda, ¡qué tal suerte!”, fue lo único que dije. Y sí, pues. Una de esas cuatro entradas sorteadas para -no sé- mil personas, fue para mí. La entrada que ya tenía la vendí al doble. Un negociazo por todos lados.

9.-Hey Jude: ya instalado en el estadio del eterno rival, esperaba al Beatle cerca al escenario. Esta canción es la mejor que he escuchado en vivo por la magnitud del artista. Mítica. Cerrar los ojos y sentir la energía de los otros tres de Liverpool ahí, no tuvo explicación. Es de esos instantes en los que agradeces al cielo y en los que, a la vez, se te forma un nudo en la garganta de la emoción.

10.-The long and winding road: mi himno, la canción de mi vida, mi soundtrack personal. Feeling, melancólica, increíble. Más si tienes a Sir Paul a unos cuantos metros cantándola. Puta madre, no hubo palabras.

11.-And I love her: empezar a escuchar esa canción hizo que saque el celular y mande un mensaje con el nombre de la misma. Recibir una respuesta con un “and I love you”, fue brutal. Grande, Sir.

*Kiss:
12.-Lick it up: nunca antes la había escuchado y me enganchó en one. Sexual al 1000%, toda la gente que fue al concierto de Kiss, quedó asombrada por el show y por canciones como esta que tenían, al menos para mí, unos sonidos nóveles muy, muy pajas.

13.-Rock n’ roll all night: fui a ese show más de sapo que de fan.
Quería chequear qué tal. No era muy seguidor de esta banda gringa, así que este tema y unos pocos más me iban a hacer la noche. Errado totalmente. Esta canción solo resaltó lo grandiosa que fueron esas casi 3 horas.

*Oasis:
14.-Wonderwall: canciones como “Don’t look back in anger” y “Don’t go away” me jalaban más que esta, la verdad. Al final nunca tocaron esas e hicieron de ese tema del “Morning glory”, algo genial: olvidaron la batería, bajo y demás instrumentos para ponerse, Noel y Líam, uno al lado del otro y acompañarse solo de una guitarra acústica. Feeling por todos los lados. No hicieron eso en ninguna otra ciudad de esa gira. Imborrable.

15.-Rock and roll star: el mejor arranque de un concierto, lejos. El mejor. Explosivo, fuerte. La gente saltando como loca y uno que no se lo creía. Tenía a los Gallagher frente a mí abriendo esa brillante noche del 2009 con esa joya. Esa canción materializó la felicidad. Mi tercer mejor show, anyway. "Tonight, i'm a rock and roll star..."

16.-Masterplan: el descubrimiento de ese concierto. Si la escuché antes, no me acuerdo. Pero fue la primera de Oasis que puse en el celular porque de ese tema nació una idolatría perpetua.
“Say it loud and sing it proud…”

*Juan Luis Guerra:
17.-Mi bendición: ese día sufrí la peor perrada previa a un concierto (no la voy a contar). Pero esa canción, que es feeling en todas sus fibras y es la segunda mejor invención del barbón, me hizo la nait. A colación de la escala, pienso que la primera es “Quisiera”, pero no la tocó (puta madre). Hablando de Guerra, es el único al que tolero cantando bachata y ya de solo pensar en los aullidos de un Romeo que canta como Julieta, se me crispa el pellejo. Grande, Juan Luis. Siempre.

*New Order:
18.-Bizarre love triangle: el tema que me hizo despejar la tristeza por unos cuantos ratos, dado que Camus –un hijo canino-, acababa de fallecer y tenía lágrimas en los ojos y unos recuerdos que podían multiplicar tal llanto. Siempre con el luto, la canté. Un acierto ese concierto.

19.-Regret: el mejor tema de New Order, junto a Blue Monday. Tenerlo grabado en el celular, es de esos regalos que te da la vida. Keane, también tocó esa noche, pero a esa banda la podía ver mil veces más. A New Order, pensé, “solo la voy a ver esta vez”.

*Metallica:
20.-Enter Sandman: imposible no recordar a Gera, Ana, un brother más y yo; cantando a todo pulmón este tema. Particularmente, lo esperé mucho. No fui al concierto del 2010 y esta era mi revancha. Hetfield y compañía nos volaron la cabeza a todos. Qué tal fuerza, más en esta canción. Conciertazo “metálico”.

21.-Master of puppets: el sonido y la acústica del Nacional, resaltaron esta canción. Un hit. Entre chela, metal y pogo, todo fue mejor. La risa al final de este largo tema fue un coro diabólico. “I will help you die…”

*Iron Maiden:
22.-Aces High: espero ver a la Dama de Hierro por tercera vez en Lima, cuando el amigo Dickinson ya esté bien. Recuperado, hará del escenario una total destrucción, tal como lo hizo cuando tocó este tema, The trooper y tantos otros aputamareados. ¡Fuerza, Bruce querido!

*Red Hot Chili Peppers:
23.-Around the world: mi cara de gil se acentuó cuando las pantallas del escenario mostraban el videoclip de esta canción y el rasgueo inicial, terminó de matarme. No habían tocado este tema en otra ciudad antes y Lima era una total privilegiada. Puta madre, no recuerdo haber cantado tan feliz en mucho tiempo. Al otro día, un amigo de trabajo, me dijo: “imaginé tu cara de huevón con esa canción”. Tal cual.

*Gilberto Santa Rosa:
24.-Conciencia: es el único show al que he ido con mi vieja, por eso, el matiz es más que especial. Recuerdo a mamá cantar este tema, que es un hit, de principio a fin. En aquel concierto también estuvo José Feliciano. Admirable el tío, pero mejor aún GSR. Un capo el bigotón y sus músicos, mujeres todas, increíbles.

*Aerosmith:
25-Walk this way: el tema que salvó la quemada de mi vida. Fue el segundo concierto de Steven Tyler y compañía en Lima. Con una pasarela chévere, el tipo hizo un concierto para conocedores y bueno, yo no era muy fan de esta banda. La única que canté fue esta y Valeria, la chica con la que fui, solo movía la cabeza y gritaba.
Fue el fin.

*Noel Gallagher:
26.-Stop the clocks: “High flying birds”, discazo.
Todas sus canciones son pro, pero de cajón, esta y la que sigue son las mejores. Por un milagro del destino fui a ver a Noel. Ya sin Líam, tenía mis dudas, las mismas que fueron quemándose una a una mientras pasaba el show. Un capo el de Manchester. Este hincha del City, dijo después que Lima olía a pescado, pero creo que en vez de decir Lima, quiso decir Líam, puesto que la banda de su hermano es una mierda.

27.-If I had a gun: feeling. Recuerdo haber visto llorar a una flaca con este tema en el concierto. La catarata fue más fuerte en “i’m holding, i’m waiting for the moment to find me”. Bueno, la flaca se animó con otra canción que creo fue Record Machine.
Noel cierras la lista. Carajo, espero ver a los Gallagher juntos otra vez y que ahora sí canten “Don’t look back in anger”.

(…)

Well, well... Ya se va un año más y esta edad que pienso duplicar, me tiene que regalar música, la que a su vez, se tiene que multiplicar por mil. Espero que en esa operación, que ojalá me deje absorto, estén los conciertos de AC/DC, Muse, Nickelback y Morrissey, solo por mencionar 4. Nunca veré a Queen, al menos no con Freddie y es mi más grande decepción. En fin, gracias vida y gracias a la música que me ha hecho inmensamente feliz en todo este tiempo.

viernes, 2 de enero de 2015

Cuentos cortos de fin de año



Esto debió salir el día 1. Comprensiblemente, ese día casi todo el mundo iba a estar desnucado y yo no podía ser la excepción. Peor aún, después de los alegres litros de cerveza consumidos en las primeras horas del 2015. En fin, salió hoy, el día 2. Ayer me dio una flojera terrible mover músculo alguno. Si uno de los 3 gatos que lee esta escotilla virtual, se sintió afectado por no encontrar algo nuevo ayer, las disculpas del caso.

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Si bien el 2014 ha sido una colección de días putañeros, un montón de horas indescifrables y situaciones contrariadas; ha tenido sus mezquinos momentos agradables, que por generosos, son los que deben ir acá. Además es algo más ahorrativo poner esas cosas, dado que si enumero las malas, puta madre, me faltaría blog. Aunque poner algunas magras, como para sazonar, no hará del todo aburrida esta entrada. Acá va:


“El eclipse no fue parcial y cegó nuestras miradas”
Manchitas, inocente ella, llegó muy a finales del anteaño pasado -precisamente un Día de los Inocentes- a formar parte de alguien que solía ser cercana y a este remedo de escritor. Pasó la transición 13/14 en casa de personas de buen corazón, en especial el líder de ese clan: don O. En esas dos semanas que tuvimos a Manchas, reaprendí que no hay amor más fiel que el de un perro hacia su eventual amo y al fin pude ejercer someramente esa carrera que siempre creí frustrada: veterinaria.
Manchitas tuvo que mudarse al cielo y se fue como llegó: rápido. Aunque tengo la certeza que en esas dos semanas tuvo el amor, la comida y la atención que nunca antes tuvo. Querida, estás en la lista de mis hijos, así hayas sido la más fugaz.


“No creerías las cosas que he hecho por ella”
La media beca es algo que llegó a punta de esfuerzo e insinuaciones de lloriqueos ante el decano de mi universidad. Siempre, a excepción de este último ciclo que fue una mierda, he sido regular en la facultad: no muy bueno, no muy malo. Digamos, del 0 al 20, un 14. Nunca jalé con roche y nunca estuve para el tercio estudiantil. El caso es que Mr. Johan, el decano, accedió a darme ese cupón de descuento del 50%, a condonar la mitad de mis deudas, a evitarme el medio litro de llanto. Con ese beneficio en el bolsillo, hice todo lo que no debía hacer, emprendí un camino equívoco, un viaje a lo errático. Soy un huevón, lo sé. Este ciclo me descuidé y me arrepiento. Solo espero que esa media beca por la que peleé siga vigente. ¡Diosito, hazte otra, pe’!


“Goles suenan a la distancia”
Con el campeonato del Torneo del Inca obtenido a base de un fútbol ortodoxo, pensé que el equipo del cual soy patológico seguidor, Alianza Lima, tendría más éxitos en el año y conseguiríamos el título nacional después de ocho temporadas, pero con un pobre Apertura y con un Clausura que no llegó a consolidarse, ese fútbol a base de pelotazos improductivos volvió a imponerse por sobre el juego bonito que por ratos conseguía la blanquiazul y ello se mostró más claro en la final contra Cristal: perdimos y mi ilusión de dar la vuelta se ahogó por el poco oxígeno de Arequipa, lugar de la final. Será para este año. Igual y así seamos los peores, cosa que jamás seremos, pediré el día que me muera que me entierren con mi amada camiseta azul y blanca.


“El dolor es veneno, nena”
La chica de los 7. Recuerdo que un siete hablamos más de un “Hola y chao”, otro 7 le dije que me gustaba, otro siete la besé por primera vez en un taxi y otro siete pensaba en formalizar todo. Ese último nunca llegó. Todo iba muy bien, pasé momentos lindos con ella y después de pasajes extraños, pensé que ¡por fin!, podría darle sentido a esos días jodidos del año que pasó. Me enamoré e hice cosas que no había hecho para otra chica. Sin embargo, a veces sentía que no era del todo valorado, pero como todo es algo subjetivo, quizás, haya sido solo mi impresión. De cualquier modo y por más cosas dolorosas que también encontré en ese camino, pienso que esos instantes bonitos son los que quedan. Ahora el olvido es parte de mis días, pero a veces me da chiripiolca. El proceso de olvido para mí es pendejo, para ella siento que no lo fue.


“Un espíritu a veces seguro, otras veces incierto”
Salir de Inquba hizo que piense que todo sería mejor respecto a lo laboral y fue –contratodo pronóstico-  lo contrario. Irme por mejoras económicas no fue para nada compensado con la felicidad que sentía en esa agencia. En los dos lados en los que aterricé después, encontré gente bien paja, es cierto. Pero nada como la casa. Así no paguen mucho (aunque ahora no sé cómo será), en ese hogar publicitario aprendí bastante. No puedo hablar lo mismo de S y T. El no recibir conocimiento hizo que me sienta algo estancado y ello realmente fue frustrante. En el segundo lugar fui a aprender (supuestamente) y terminé siendo “profesor”, que no es del todo malo, pero uno va también a conocer cosas nuevas. Y no, pe’. No se dio y me jodí.


“Una eternidad esperé este instante”
Vi a Soda Stereo por única vez en mi vida en Diciembre del 2007. 2 horas y fracción irremplazables hicieron que esa idea de que eran lo mejor en este idioma, tome mucho más fuerza. Me quedé endeudado por ese concierto, pero a la mierda. Valió la pena. 7 años después volví a ver a un Soda: Charly Alberti. Esperar un par horas en el hall del Westin por ver al genio importó nada (realmente hubiese esperado un día, dos; por verlo). Su representante habló conmigo unos minutos antes de que él bajara de su piso y me dio las coordenadas de la salida del baterista: “Mirá, no debería decirte esto. Charly y yo (sho), bajamos en unos 10 minutos y saldremos por ese corredor –señalándome su ruta de escape-. Yo no te dije nada, eh. Ya sabés”. Dicho y hecho. Alberti con sus lentes Ray Ban, su gorra de R-21 y su porte de líder ambientalista se materializaron en ese lapso. Foto tomada, conversa hecha y mi disco de Soda garabateado por el che, hicieron de ese día de diciembre uno de los más aputamareados en estos 26 años. Viva Soda, carajo. Toda la vida.


“Ella es mi chica lunar”
La propuesta de ser padrino me agarró con cierta alegría. Ser papá es uno de mis sueños y esta labor se le parece mucho. Entendí que mis ahora compadres vieron en mí proyección, determinación, cierta madurez y tino para hacer las cosas; aunque creo que ya lo están dudando. Hace casi dos meses soy como el segundo padre de Zoe. Obligado por mi conciencia a regalarle algo en todas las navidades y en todos sus cumpleaños, veo en esta acción y algunas otras formativas, retos que me hacen feliz y que también, espero, hagan feliz a esta pioja, que es casi mi hija. Al menos muchos abrazos, consejos que no le van a servir de mucho, sarcasmo y buen rock; no le van a faltar.


“Te vi que llorabas, te vi que llorabas por él”
El que me conoce sabe que Gustavo Cerati es mi mayor referencia musical, es mi ídolo y su muerte dolió, vaya que sí. Tener sus discos, haber ido a sus conciertos, crecer con su música; no es poco y cuando se fue allá arriba sí que solté mis lágrimas.
Chespirito, es otro de esos personajes que despintó todo con su viaje a la otra dimensión. Haber visto al Chavito metido no en un barril, sino en un féretro, fue un poco traumático. 
Óscar Avilés, tipazo. Tuve el honor de cruzármelo un par de veces y conversar con este grande de las cuerdas. También se fue entre sollozos y jaranas tristes. 
Gabriel García Márquez, todas sus putas y sus lectores, ahora más tristes, lo recordarán porque todos nosotros tenemos corazón.


“Poner un disco eterno, crear la dimensión”
Los 28 de febrero son todos geniales. Claro, ese día nací yo. Aunque el del año que hoy ya es un cadáver fresco, fue mucho más chévere. Mi entonces jefa hizo de mi espacio de trabajo, el pequeño sitio del mundo más especial, los compañeros de la agencia cantaron –desafinados todos- el tradicional “Happy Birthday”, ese día estrené mi polo de Soda y me regalaron un disco de esa banda (aunque finalmente ese CD se quedó con la autora del obsequio. O sea que fue un regalo de mentirita), las demostraciones de cariño fueron inacabables (aunque siempre es así en los cumples. No hay que mentirse mucho, tampoco). Mis mejores amigos llegaron a gorrear la cena cumpleañera. ¡Perdón! Fueron a visitarme muy amablemente y mamá -mi amor-, con su abrazo cariñoso y rompecostillas, hicieron de ese último día del mes más corto del año, el mejor de todos sus pares. Un cumpleaños para recordar, indudablemente.


“Me verás volar por la ciudad de la furia”
Sí lloro por ti, Argentina. No olvidaré ese día de octubre que tenía el dinero para largarme a Buenos Aires, estaba a un puto click de decir: “carajo. Ciudad de la Furia, ahí vamos.” Era algo tan mío, tan personal, que no se lo comenté a nadie. Soñaba con pasearme por Caminito, ir a la Bombonera a ver a Boca, entrar a cuanto museo paja encontrara en la vía. La vida me jugó un revés y la inversión fue hacia esa persona que me hizo ver los días y sí que fue mejor, pero me queda esa espina de no haber conocido esa ciudad que anhelo todos los momentos. Aunque, Argentina, ya hay planes serios de estudiar por allá.


(...)


Bueno, algunos de estos puntos fueron increíbles en un inicio, con un arranque prometedor, nacieron con esperanza. Sin embargo, con el transcurrir de los días casi todos estos ítems se deshicieron, se evaporaron, se pudrieron y me quedé en nada. El 2014 fue irregular, aunque con matices buenos. Y alguna vez he renegado porque más de la mitad de las cosas que me tracé, no las logré. Y eso para una persona picona y autoexigente como yo es, por lo menos, chocante. Aunque entiendo también que todo es cíclico y la curva ahora va hacia arriba, felizmente. Me quedan las odiosas conclusiones de que hay que pensar mejor antes de decidir, rodearse de buenas personas –o al menos unas que no te hagan perder el tiempo-, mantener el ánimo y bañarse en ruda. Harta ruda.

Este año, es uno de revancha personal y tengo 365 oportunidades. Aunque a nadie le importa.


Feliz 2015, infelices.